Caspar Berger

Pietà

Máxima perfección
La Pietà de Miguel Ángel suele considerarse la perfección de la escultura. Compuesta en total armonía, representa al mismo tiempo un retrato del luto supremo: la madre con su hijo muerto sobre su disparo.

Contexto político-religioso
Desde la primera vez que vi esta obra, me aplastó. Utilizando la imaginería clásica, en una representación que pervive intemporalmente, esta pietà no sólo aúna dolor, pena, ira y desconcierto, sino que se erige en un contexto político-religioso. Como resultado, la escultura también marca un punto en el que el tiempo dio un giro. Tras este giro, siguieron muchos otros en los que las madres sostuvieron en brazos (metafóricamente) a su hijo asesinado: Martin Luther King, Malcolm X, Mahatma Ghandi, J.F. Kennedy, Pim Fortuyn, Theo van Gogh, James Foley y otros.

Bajo la piel
Con mi versión de la Pietà, tomando como punto de partida la Pietà de Miguel Ángel, he querido crear una imagen para todas las madres con hijos asesinados. Dado que el luto comienza físicamente directamente bajo la piel, decidí hacer visible la zona que se encuentra justo debajo de la piel poniéndola del revés.

La verdadera emoción
Al volver la piel del revés, se hacía visible el interior del ser humano con todas sus connotaciones. Con mi pietà, ya no miramos de fuera hacia dentro, sino de dentro hacia fuera. Como resultado, el posición del espectador invertida y, a través de la alienación que experimenta el espectador, puede aflorar la emoción real Ven.

La proyección del espectador
Omití deliberadamente el rostro de María, dejando que el hueco oscuro acogiera la proyección del espectador. Con esta pietà, he querido hacer un monumento al dolor y al luto de todas las madres con hijos muertos, en la pasado, presente y futuro. Para que no nos olvidemos de ellos.