Levantado del mar
Como fragmentos, mi concha de bronce yace en una vitrina, como si fueran hallazgos arqueológicos. El bronce parece poder durar cientos de años más. Las manos, los pies y la parte inferior de mi rostro de bronce dejan claro que se trata de una instantánea en el tiempo. Una instantánea de mi propio cuerpo que hace tiempo que cambió.